Soy introvertido y poco sociable. Prefiero quedarme en casa a salir. Amo viajar, pero prefiero hacerlo sólo.
Algunas personas me han considerado cortante, engreído o raro, pero no, sólo soy introvertido.A veces me cuestionan sobre lo contradictorio de mi personalidad respecto a la naturaleza de mi carrera lo que suelo compartir.
Mi carrera profesional comenzó hace unos catorce o quince años y se ha tratado básicamente de buscar el bienestar y el desarrollo de las personas, comunidades y sus territorios a través proyectos de educación, cooperación internacional, salud, empleo y otras formas, ahora desde los viajes y el turismo sostenible.
Mi vida profesional es explorar territorios, conocer personas y relacionarme con ellas para aprender, crear experiencias y compartir con otros viajeros.
¿Cómo un introvertido puede dedicarse a esto ?
Existe sólo una explicación: Conectarme a través de la pasión.
Buscando la definición de la palabra “pasión”, decidí quedarme con la del diccionario de Cambridge, pues entrega una mejor definición para el propósito de lo que quiero comunicar:
Pasión:
Entiendo la pasión como un estado físico y emocional que nos conecta con sentimientos profundos y estados de inmersión emocional profunda.
¿Han conversado con una persona que habla sobre lo que le apasiona?
He encontrado efectos comunes en las personas que cuando me hablan desde la pasión, sus ojos brillan de una forma muy particular, su cuerpo se tensa y se emociona como un niño, pueden hablar durante horas, su tono de voz se aclara y tienen un momento de abstracción. En el deporte le llaman “estar en la zona”.
No importa si el tema es el café, la escritura, un romance, la comida, un oficio, la naturaleza, siempre obtengo la misma sensación y desde ahí, me puedo conectar profundamente.
Tal vez lo que me apasiona es la pasión en sí, la pasión propia y la ajena.
Las redes sociales son una visión aumentada de la vida o de lo que creemos de ella.
Sin embargo, es difícil encontrar contenido y a personas que compartan genuinamente su pasión, es mucho más fácil encontrar contenido que busca agradar y convencer para vender o pertenecer. Estamos saturados de una selección cuidadosamente curada de los momentos más sofisticados, ideales y felices de las vidas ficticias o reales de otros.
Perseguir nuestra pasión es desafortunadamente un privilegio. En un país en el que más del 43% de la población vive en situación de pobreza y en donde millones de personas viven situaciones de violencia, inseguridad y carencia, perseguir la pasión está en el pico de la escala de Maslow, inalcanzable para algunos.
Por eso, me parece importante perseguir dos ideas que me persiguen constantemente. Para quienes tenemos el privilegio de la salud, la educación y el trabajo. Perseguir nuestra verdadera pasión se convierte en una obligación y una responsabilidad, pues desde nuestras pasiones más virtuosas es desde donde podemos generar mayor valor para los otros.
En un mundo en donde la mayoría tenemos acceso a redes sociales, tenemos la alternativa de seguir y compartir a personas que compartan su pasión de forma genuina, responsable y respetuosa.
Les dejo con una frase que me encabrona porque no la escribí yo. Del gran escritor maldito Charles Bukowski.
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