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Día Mundial de las Abejas

Esta opinión puede ser controversial, pero yo no creo que todos tengamos un propósito aunque si una función, no creo que todos tengamos el mismo valor aunque merezcamos los mismos derechos y en este sentido, dudo mucho que los seres humanos seamos necesariamente lo más valioso e importante en nuestro planeta.

Nuestra egoísta visión antropocéntrica nos ha convencido de que somos lo más importante, en los libros de historia somos los protagonistas, y claro, ¿Cómo no lo íbamos a ser? Si la historia es nuestro invento, así como el lenguaje, la política, los criterios para medir el valor de las cosas, la definición de lo importante y la cultura.

Medimos todo en función a nuestra propia nariz, definimos quién vale más y quién vale menos, determinamos qué especie es más o menos inteligente o valiosa basándonos en nuestros conceptos de inteligencia o estética, decidimos quién vive, quién muere, por dónde corre el río, hasta dónde llega una frontera, en dónde termina una región y comienza otra. Definimos el nombre y el lugar de las cosas en el universo. Somos tan autorreferenciales.

No hay nada que disfrutemos más que hablar de nosotros mismos, como personas, como grupo, como partido político, como equipo deportivo, como país, como especie. Llegamos a creer que éramos el centro del universo y hay quienes se sienten tan importantes que creen que “el universo conspira a su favor” si lo declaran desde su Yoga mat con un incienso encendido. Los dioses están hechos a nuestra imagen y semejanza.

En ésta profunda laguna de ego y miopía nos olvidamos de que no somos la especie más ágil, ni la más rápida, ni la más antigua y tampoco la más longeva. Somos sumamente frágiles y aunque nuestra inventiva no tiene comparación seguimos a expensas del medio ambiente, de la temperatura, del agua, de los balances ecosistémicos, del trabajo de otras especies. Somos la única especie que degrada su propio entorno hasta el punto de su propia extinción. Somos tan frágiles y tan olvidadizos, combinación fatal.

De entre las muchas otras especies que tienen tanto derecho como nosotros a habitar el planeta, existen algunas cuya función vital es clave para el resto de las especies vivas en la tierra.

De acuerdo a información de la secretaría de agricultura en México, existen más de 20,000 especies de abejas en el mundo y sólo en México se pueden encontrar más de 1800 (ésto es casi el 10% de la diversidad global). Todas las especies polinizadoras, especialmente las abejas, tienen un rol fundamental para la biodiversidad y los balances ecosistémicos en el mundo. “alrededor de un 35 % de la producción mundial de alimentos depende directamente de la polinización que ellas realizan.”, de acuerdo al mismo sitio.

No existe tecnología o técnica agrícola que pueda compensar el trabajo de las abejas, la diversidad biológica depende de ellas. De acuerdo a un artículo de NatGeo del 2021 “Muchas de las 20.000 especies polinizan el 85 por ciento de los cultivos alimentarios y las frutas de todo el mundo”. Si, el 85%.

Existen muchas características y elementos que hacen a las abejas una de las especies más maravillosas del mundo. Poseen una capacidad de organización sin paralelo en donde cada individuo cumple una función y un rol particular que hace que la colmena funcione a la perfección. Su capacidad de organización y “arquitectura” para construir sus nidos y panales, sus habilidades de geolocalización y memoria, su sistemas de comunicación y otros elementos las convierten en una especie admirable. Sigo sin estar tan convencido de que seamos nosotros la especie más inteligente, más creativa y organizada.

Las abejas están en peligro constante, de acuerdo al mismo artículo National Geographic, las poblaciones de abejas en el mundo han disminuído drásticamente. “La disminución más pronunciada ocurrió entre el año 2006 y 2015, con aproximadamente un 25 por ciento menos de especies detectadas, incluso cuando los avistamientos de científicos ciudadanos aumentaron rápidamente.”

Es bien sabido que las abejas están en peligro constante y no es ninguna sorpresa que los riesgos y peligros para ellas tengan que ver con la acción directa e indirecta de los seres humanos. No conformes con aprovechar su miel, su cera y otros productos para nuestra salud y placer, hemos generado condiciones que hacen cada vez más difícil la vida para ellas.

Como todo problema socioambiental, las causas son variadas y complejas, entre ellas destacan el incremento del uso de pesticidas y aditivos químicos en la industria agrícola (propiciados por el creciente número de monocultivos con baja resistencia a plagas y condiciones climáticas) y la degradación de los entornos naturales en donde prevalecen las colmenas de abejas, las transformaciones profundas en los centros urbanos, el cambio de uso de suelo para crear áreas de agricultura y ganadería y la modificación de los flujos y cuerpos de agua son las grandes amenazas para ellas.

Hoy, 20 de Mayo es el día internacional de las abejas y es un día para reconocer su importancia dentro de los balances ecosistémicos, pero también para crear consciencia sobre su desaparición y las formas en las que podemos contribuir a la conservación de las especies.

Te comparto algunas de las acciones personales que podemos llevar a cabo para ayudar a las abejas a tener mejores condiciones para vivir y reproducirse.

Contribuir a la producción y consumo de alimentos sin pesticidas
Consumir productos apícolas de marcas responsables y sostenibles
No matarlas y facilitar su tránsito en los espacios humanos
Promover jardines con flores y diversidad de plantas
Cambiar los pastos (monocultivos) por espacios verdes biodiversos
Compartir información responsable y útil para promover la salud de las abejas
Si tienes un panal en casa, llama a profesionales para reubicarlos en un lugar adecuado.

Somos todos vecinos planetarios, estamos coincidiendo entre tantos siglos, tantos mundos y tanto espacio. Podemos generar condiciones que faciliten y mejoren la calidad de vida de otras especies y de paso, procurarnos una mejor calidad de vida para nosotros.