Hemos vivido con el miedo como norma, el temor a un enemigo invisible pero real que está esperándonos en cada comida, en cada saludo, en cada contacto. Los medios no hablaron de otra cosa, en las mesas vacías fue tema de conversación, actuamos con miedo y con miedo regresamos a casa después de cada salida a lavarnos las manos hasta quitarnos una mancha invisible.
El miedo es una sensación negativa que tenemos ante la posibilidad de que algo ocurra. El miedo, aunque se detona ante algo que aún no es real, nos puede prevenir de hechos indeseados. Es parte de nuestra naturaleza y no se puede juzgar como bueno o malo y bajo ninguna norma moral. El miedo nos previene del peligro, pero muchas veces, desafortunadamente, también nos previene de dichas inimaginables, de alegrías y logros y de aventuras inolvidables.
Antes de embarcarme en un largo viaje por el Caribe y luego, por África, visité a mi bisabuela para despedirme, el viaje era largo y las certezas eran pocas, así que quería despedirme, disfrutar una comida y una historia de la viejecita. Al despedirme de ella un par de días antes de iniciar el viaje, me dijo: “Te va a doler, pero vas a aprender”. Antes de eso, no había sentido miedo por el viaje y de pronto, el miedo al dolor y el miedo a la pérdida se manifestaban.
Aún con todo, hice mi maleta y junto a las botas empaqué mis miedos.
El mundo no le asegura nada a nadie y la vida, es un riesgo.
El reto al que nos enfrentamos ahora, es a comenzar a movernos, asomar un poco la cabeza después de meses de encierro, no a perder el miedo, más bien a vivir con él, llevarlo de equipaje o en el bolsillo, restarle peso al miedo para que no nos impida movernos, pero siempre llevarlo en el llavero para no olvidar que el riesgo es real, que debemos de mantener todas las precauciones y sobre todo, saber que hay escenarios probables más difíciles en un futuro.
Viajar con el miedo ahora tiene que ser la norma hasta que desaparezca. Tenemos qué ser prudentes y evaluar si nuestras acciones son prudentes y seguras para nosotros y los que nos rodean, saber esperar y saber actuar cuando sea prudente. Es hora de ir planeando y comenzar a dar esos primeros pasos, tímidos, pero llenos de optimismo.
Que gane el quiero, la guerra del puedo Que los que esperan no cuenten las horas Que los que matan se mueran de miedo Que el fin del mundo te pille bailando
¿Han viajado con miedo?¿Cómo lo han superado? Quiero leerles
Comments