Comencé a bajar las escaleras, el brillante sol de Nacala me impedía ver los escalones en la oscuridad y debajo, el ruido del tumulto crecía con cada paso que daba. Lentamente mis ojos se fueron acostumbrando a la nueva luz que me dejaba ver un concurrido y maloliente mercado, había bajado justo al área de pescados.
Un calor húmedo invadía toda la escena, saqué de la bolsa de mi pantalón un papel sudado en donde había anotado la lista del supermercado y me dirigí a la vendedora que me inspiró más confianza e intenté comenzar una conversación.
Mi mal portugués y su falta sorpresa complicaron la situación, sin poder preguntar exactamente por los productos y su costo, empecé a comunicarme más con señas que con palabras y después de un par de minutos de conversación, la mujer empezó a reírse, divertida por verme en esa situación, metió en una bolsa de plástico un par de pescados envueltos en periódico y estiró la mano para cobrarme, yo le di el billete que creí que era suficiente y mientras ella contaba el dinero, levanté la vista a mi alrededor.
Al menos veinte personas habían detenido sus actividades para contemplar la incómoda escena, me miraban fijamente con cara de extrañeza y diversión y yo sentí un extraño vacío en el estómago. En ese momento, entendí lo profundo e impactante que puede ser viajar sólo y sentirse extraño, ajeno, como verdadero extranjero.
«Solo yendo solo, sin equipaje, puede uno adentrarse de verdad en el corazón de lo salvaje. Cualquier otro viaje es puro polvo, hoteles y equipaje y parloteo». – John Muir
El silencio, la tranquilidad y mis espacios personales son algo que valoro. Puedo estar sólo y aunque se acompañarme, siempre he encontrado un valor profundo en la reflexión y el poder que te ofrece la compañera soledad. Las mañanas en el bosque con café en mano, las horas frente a la ventana de un autobús, la cena en Cesar´s, el silencio de San Miguel, todos han sido momentos maestros que me han permitido mirar de frente a mi realidad, conversar con mis pensamientos y explorar lo profundo de mi corazón y mente. De entre todas las cosas que amo hacer sólo, viajar está arriba en la lista Viajar en solitario presenta un reto particular.
Como lo he dicho antes, viajar implica tres tipos de encuentro: Con la naturaleza, uno mismo y encuentros con el otro.
El segundo tipo, el encuentro con los otros es el tipo de encuentro en donde la soledad tiende a transformarse y adaptarse. Encontrarse y vivir experiencias con personas de una cultura distinta implica renunciar a la soledad, sin embargo, viajar sin algún acompañante que comparta nuestro idioma y nuestro contexto nos empuja a enfrentar nuevas experiencias en solitario frente a una nueva cultura.
Este tipo de soledad es una de las más emocionantes.
El tercer tipo de encuentro es el más difícil de experimentar cuando uno viaja acompañado, el encuentro con uno mismo.
Si bien, compartir las experiencias y los viajes con familia, pareja o amigos es sumamente satisfactorio, la presencia de una persona cercana a nosotros durante el viaje nos llevará inevitablemente a conversaciones acotadas a nuestro contexto, a compartir constantemente pensamientos, ideas o percepciones y en muchas ocasiones a tener conversaciones y momentos sobre nuestro entorno habitual, impidiendo ver a profundidad las sutilezas que nos ofrece un viaje en solitario. Cuando viajamos sólos, la conversación es con nosotros mismos, la reflexión, los retos, las emociones y las sensaciones no tienen un método de escapatoria, si somos valientes, tendremos qué procesarlas desde lo profundo de nuestra consciencia y corazón
Los viajes en solitario se están convirtiendo en una de las tendencias globales en el mundo de los viajes. De acuerdo a booking.com las predicciones para 2024 indican que el 59% de los viajeros viajarán sólos durante el año.
La tecnología y el acceso a información y plataformas de reserva de transporte, hospedajes y experiencia ha facilitado a millones de personas a aventurarse a viajar solas, además, los reviews, opiniones e información colectiva pueden generar más confianza y certidumbre para viajar sólos.
Es importante recalcar que viajar en solitario por gusto y placer implica hacerlo desde el privilegio. En primer lugar, el privilegio de acceder a información para investigar y planear, a recursos para costear los viajes y a disponer del tiempo libre para hacerlo, muchas personas, desde las nuevas tendencias de trabajo a distancia (O digital nomads) han explorado ésta opción. Otro de los privilegios que se deben de reconocer es la facilidad que tenemos los hombres para viajar sólos, es una triste realidad que hay qué reconocer, al ser un hombre de 1,80 m, de volumen considerable y cara de malo, no he conocido el miedo o la incertidumbre de sentirme agredido o violentado por temas de género, desafortunadamente es una realidad latente y es aún más evidente en algunos países, entre ellos México.
Aún así, las mujeres que viajan solas es una tendencia latente desde hace varios años. De acuerdo al sitio “Conforferries.co.uk”, el mercado de mujeres que viajan solas ha aumentado un 88% en los últimos años. Aún así, para el 69% de las mujeres consultadas, los motivos de seguridad son la principal razón para no viajar solas.
A propósito, les comparto éste gran artículo de Kelly Barret para NatGeo que nunca envejece: Mujeres que viajan solas comparten sus consejoshttps://www.nationalgeographic.es/viaje-y-aventuras/2020/01/mujeres-que-viajan-solas-comparten-consejos
Aunque también disfruto los viajes en buena compañía, por trabajo o por gusto me encuentro constantemente viajando sólo, me gustaría compartirles algunas de las ventajas y oportunidades que he podido encontrar al viajar de ésta manera.
Decides sobre el diseño de tu itinerario y el presupuesto de tu viaje y puedes cambiar y adaptar los planes tantas veces como lo necesites
Elimina una gran parte de los sesgos culturales al no tener a alguien similar a nosotros para comprobar o confirmar ideas y presunciones
Tienes muchos momentos de reflexión e introspección, lo que facilita la inmersión en el destino y su cultura
Desarrolla habilidades de solución de problemas e improvisación, es una escuela tremenda
Por gusto, necesidad o interés, te lleva a conocer y relacionarte con un mayor número de personas
Nos permite entender, valorar y reestructurar nuestra vida a partir de los aprendizajes y experiencias vividos y de la forma en cómo reaccionamos ante ellas
De cualquier manera que lo hagamos, viajar siempre representa una oportunidad para expandir nuestro conocimiento, aumentar nuestras experiencias y abrirnos a nuevas ideas y culturas, además, es un vehículo para experimentar la naturaleza y la cultura a través de nuestros sentidos de una forma distinta a la que hacemos en el sitio en el que normalmente habitamos.
Viajar en solitario puede presentarnos muchas dudas, miedos y retos y aunque el contexto y la situación personal de todos es distinta, creo que viajar en solitario como escuela y como experiencia de vida es algo que todos debemos de hacer aunque sea una vez en la vida y de ser posible, con cierta regularidad.
“Soledad, aquí están mis credenciales
Vengo llamando a tu puerta, desde hace un tiempo
Creo que pasaremos juntos temporales
Propongo que tú y yo nos vayamos conociendo”
Jorge Drexler.
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