La sustentabilidad está de moda y qué bueno que lo esté. Por el lado positivo, el hecho de que temas ambientales y sociales tengan el foco de atención de medios, gobiernos y empresas es algo positivo, por el lado negativo, podemos quedarnos en el discurso y los conceptos de moda e incurrir en prácticas mediocre si no es que dañinas y perder el enfoque de todo el fondo y la intensión de los esfuerzos genuinos.
La sustentabilidad aparece cada vez con más frecuencia en empaques de productos, claims de venta y discursos políticos, degradando su significado y alejando las prácticas de la vida cotidiana.
La sustentabilidad NO es un pendiente en la agenda que podamos tachar para seguir con nuestro día. No es un logro académico o empresarial que merezca un diploma para colgar en la pared. La sustentabilidad es una serie de valores, ideas y conceptos que guían nuestras acciones colectivas e individuales para consumir y producir de una forma más responsable.
No, la sustentabilidad no es suficiente ni es la solución a todos los males como nos la han querido vender, pero tampoco es que sea necesario tirar todo a la basura para transitar a otros modelos y conceptos más novedosos. (Si, les hablo a ustedes, seres regenerativos)
Primero, sería importante para mí aclarar cuáles son mis ideas fundamentales sobre la sostenibilidad y para eso, les recomiendo ésta entrada reciente en la que respondo a algunas preguntas frecuentes que yo y otros nos hemos hecho al respecto de la sostenibilidad.
Preguntas comunes sobre la sostenibilidad: https://www.gerardoibarra.com/post/sustentabilidad-preguntas-b%C3%A1sicas-que-todos-nos-hemos-hecho
Entendiendo que la sostenibilidad es una forma de vivir, consumir y producir valor de forma responsable y considerada para los otros humanos, otras especies y las generaciones futuras, la sostenibilidad es un eje rector para tomar mejores decisiones personales y colectivas, para adoptar mejores prácticas, mejorar procesos y vivir una vida más sana y congruente.
Por esto, les comparto algunas formas en las cuáles podemos vivir los valores que propone la sustentabilidad en nuestra vida diaria más allá de prácticas puntuales.
Elige tus batallas. Vivimos en una cultura que no favorece las alternativas más sostenibles. Es casi imposible hacer cambios en la totalidad de nuestros hábitos de consumo. La alternativa es comprometerse al máximo con ciertas causas de nuestra elección y en aquellas que no son tan prioritarias para nosotros, intentar poco a poco ir mejorando y reduciendo nuestro impacto. Por ejemplo: Evitar por completo consumir en platos y cubiertos desechables, por otro lado ir reduciendo poco a poco nuestro consumo de carne.
Cuestionarnos antes de consumir. Por muy sencillas o complejas que sean nuestras compras siempre debemos cuestionar nuestro consumo ¿Quién y cómo se produce? ¿Cómo afecta mi salud o la salud del planeta? ¿Podría hacer alternativas más responsables? Muchas decisiones son fáciles de tomar si nos detenemos unos segundos a cuestionar éstos hábitos, desde una botella de refresco hasta el contenido que consumimos en internet, este es un ejercicio que puede ayudarnos a mejorar nuestros hábitos y nuestra salud.
Ser curioso. La capacidad de cuestionarnos y formar un pensamiento crítico es una de las mejores formas de mejorar nuestros hábitos y vivir de forma más consciente y sostenible. La información es accesible, buscar artículos, vídeos y documentales sobre temas ambientales y sociales que nos interese puede ser una gran forma de ejercer la sostenibilidad. En lugar de consumir contenido barato y superficial en redes sociales o televisión, podemos elegir contenido valioso que por lo menos nos dará un mejor tema de conversación.
Atención a lo que desechamos. Uno de los peores males en nuestra cultura es la forma inconsciente e irresponsable en cómo nos deshacemos de las cosas. Desde nuestro uso del sanitario (ensuciando agua limpia), hasta la forma en que disponemos la basura, los alimentos y aparatos electrónicos. Practicar formas de reducir nuestros desperdicios y hacerlo de forma menos nihilista es clave. Separar la basura, llevar los electrónicos a lugares especiales, donar la ropa útil, aprovechar los sobrantes de comida, ésto no sólo tendrá un beneficio en el medio ambiente y nuestra comunidad, también en nuestro orden y nuestro bolsillo.
Consume menos. Esto se ha vuelto uno de mis mantras en los últimos años, el sistema en el que vivimos nos empuja a ser consumidores insaciables. Consumimos contenido, alimento, energía, tiempo. Ninguna otra especie en el mundo tiene una relación tan asimétrica respecto a lo que consume y produce. Hasta los árboles producen frutos para el consumo de otras especies, flores para los insectos, materia orgánica para el suelo. Reducir nuestro consumo nos hará sentir mejor en todos los sentidos, yo lo garantizo. Consumir lo necesario es un derecho, consumir más de lo que necesitamos es una irresponsabilidad. Podemos consumir menos comida, menos gasolina, menos contenido, podemos generar más, contemplar más, reflexionar más, producir más valor y belleza para el mundo.
La sostenibilidad es un concepto que no debe de intimidarnos o aburrirnos, es en esencia, llevar una vida más consciente y responsable. La sostenibilidad no sólo mejorará la calidad de vida de las generaciones futuras, también, aumentará nuestra calidad de vida en el presente y nuestro breve paso por el mundo. Somos instantes, dice el Caloncho.
¿Tienen alguna forma práctica de vivir de forma más sostenible? ¿El término les sigue generando indiferencia o aburrimiento? ¿Qué piensan? Sustentabilidad para la vida cotidiana
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